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Tour de la pedagogía. HOY: La Pedagogía Progresista
Con el transcurso del tiempo y especialmente con la llegada de las nuevas tecnologías, cada vez son más las voces que reclaman un cambio en el modo convencional en el que los alumnos adquieren los conocimientos. Y es que la mera transmisión de estos para que el alumno los memorice y supere el posterior examen, es una metodología con la que muchos no están de acuerdo.
La Pedagogía Progresista en cambio, busca que el alumno deje de ser un sujeto pasivo para pasar a ser un ser activo para lo cual, promueve una educación práctica, participativa y democrática que huye de la competitividad e intenta responder a las necesidades específicas de cada alumno.
Se trabaja en conseguir el pleno desarrollo de las potencialidades del individuo al tiempo que se recibe una atención individualizada. Asimismo, se promueve la libertad con responsabilidad, la reflexión, la curiosidad y el descubrimiento, este último a ser posible, en plena naturaleza.
Cualquiera creería que este movimiento pedagógico ha surgido como respuesta a los cambios que ha experimentado la sociedad, pero no es así, puesto que se empezó a forjar nada más y nada menos que a finales del s. XIX. Es decir… ¡Tiene más de cien años!
La Pedagogía Progresista también conocida como Escuela Nueva, Escuela Activa, Nueva Educación o Educación Nueva, Educación Reformista… se ha desarrollado en distintas escuelas que coinciden en aspectos básicos relacionados con el desarrollo del individuo aunque con diferentes enfoques:
A grandes rasgos, este método educativo persigue desarrollar el potencial del niño fomentando la autonomía, la independencia y la libertad en un ambiente tranquilo, ordenado y estructurado. Para ello se sirve de materiales específicos y de mobiliario adaptado que esté al alcance de los niños pensando en que estos lo utilicen sin ayuda del adulto.
Se trata al niño de forma personalizada y, al igual que el resto de escuelas de la Pedagogía Progresista, se le considera como un ser activo y no meramente receptivo. También se da especial importancia a aprender de la naturaleza, para lo cual se promueven salidas al exterior que sirvan de inspiración para los niños.
Se trata de una escuela inglesa fundada en 1921 que se enmarca dentro del movimiento de las Escuelas democráticas. Aquí no se examina ni se califica a los alumnos, la asistencia a clase no es obligatoria, no se regaña ni se sermonea a nadie y hay un trato igualitario entre niños y adultos. Además, se usa la asamblea como órgano de gestión, donde todos participan para decidir las normas de la escuela.
“Un niño debe vivir su propia vida – no una vida que sus padres quieran que viva, no una vida decidida por un educador que supone saber lo que es mejor para el niño“. Alexander Sutherland Neil
Las clases se construyen junto al estudiante y son diferentes para cada alumno. Se busca desarrollar capacidades como la responsabilidad, el respeto o la comunicación y se da especial importancia al juego, a las actividades artísticas y las de carácter creativo.
La primera escuela del Ave María fue fundada por Andrés Manjón, y se impartía la enseñanza gratuita a hijos de familias pobres con la religión como centro de su pedagogía. Muy crítico con los métodos tradicionales, Andrés fomentó métodos activos en un ambiente de alegría y a menudo en contacto con la naturaleza.
El ideario de estas escuelas pasa por contribuir a la transformación de la sociedad fomentando la formación integral de sus alumnos en el aspecto humano, profesional y de valores cristianos de la Iglesia Católica. Asimismo se busca que sus alumnos sean capaces de trabajar por sí mismos, adquiriendo un método personal de estudio, que tengan gusto por la cultura, por la investigación y que adquieran un espíritu creativo. Que cultiven su propia personalidad respetando a sus compañeros y que sean consecuentes con sus actos, en libertad y con responsabilidad.
Institución Libre de Enseñanza de Francisco Giner de los Ríos
Quizás la organización educativa más renovadora de la historia de España. La educación no se concebía como la mera instrucción y acumulación de conocimientos, sino que la prioridad era educar y formar ciudadanos de una forma integral.
Para ello, destacaba el papel del docente, que debía concebir la relación educativa como una relación total, debía disponer de la máxima competencia científico-técnica, ser mediador en los procesos de aprendizaje y formar parte de un colectivo de docentes donde la jerarquía dependía del grado de idoneidad profesional.
“No enseñes, entrégate”
No solían usar libros de texto sino que se potenciaba el trabajo personal del alumno, la iniciativa creadora, el descubrimiento, la reflexión y la curiosidad. Las clases se concebían como un taller de trabajo donde el alumno era el protagonista y en el que se empleaba la conversación socrática para propiciar la reflexión y la indagación. Buscaban el progreso del alumno con un sentido interdisciplinar, por lo que se suprimieron los exámenes siempre que fuese posible. Como en el resto de escuelas, también se promovía el aprendizaje en plena naturaleza.
El método Waldorf, creado por Rudolf Steiner también se centra en el niño y en respetar sus ritmos de desarrollo y aprendizaje. Al igual que las escuelas nombradas anteriormente, busca desarrollar al máximo las potencialidades del alumno, fomentar su autonomía así como la cooperación entre estudiantes. Para ello, se sirven del juego, de la experimentación, de la realización de talleres de manualidades y especialmente, de actividades artísticas.
Podríamos (y nos encantaría) nombrar otras muchas escuelas con propuestas pedagógicas similares, pero la idea es tener más claro el concepto de Pedagogía Progresista, a lo cual esperamos haber contribuido con esta publicación.