El Chat GPT o la IA en la Educación. ¿Oportunidad o reto?

Los diferentes cambios de leyes educativas, las ratios o simplemente un entorno no lo suficientemente adaptado a las necesidades del profesorado y del alumnado ya son de por sí importantes retos para los profesionales del sector de la educación.

A estos se les suman otros como los cambios sociales o el rápido desarrollo de las nuevas tecnologías, que impactan de forma directa en los alumnos y que tienen importantes implicaciones para su aprendizaje.

La inteligencia artificial ¿un antes y un después?

Este nuevo salto tecnológico no deja de ser una evolución -importante y desafiante-, en el modo en que se trata y presenta la información que ya se encontraba en los buscadores. Ahora ya no es necesario cortar y pegar o sustituir palabras para que el contenido se perciba como más humano, lo cual ahorra mucho tiempo a quienes la usan.

Entonces… ¿es un reto o una oportunidad?

Depende del educador y de su enfoque pedagógico. Cuando el conocimiento se encuentra fácilmente en cualquier sitio, ya no tiene tanto sentido memorizar como sistema de aprendizaje. Resulta más útil enseñar a los alumnos a ser críticos con la información que se les presenta, a discernir qué fuentes de información son fiables de las que no lo son, a debatir o a despertar su curiosidad para que sean ellos quienes deseen aprender más sobre la materia a tratar.

Ventajas de la inteligencia artificial

Quienes defienden la IA argumentan su eficacia a la hora de recabar la información y presentarla de forma efectiva en tiempo récord. Puede proporcionar información de cualquier ámbito, en mayor o menor grado de complejidad, según la necesidad de cada usuario, y su mayor activo es que no deja de aprender, gracias también a la interacción con las personas. De este modo, siempre va a presentar información actualizada y con un lenguaje adaptado a su público.

Otra de las ventajas es que la IA es que puede interpretar el sentido de cada consulta ofreciendo un resultado mucho más adecuado a lo que se está buscando.

Si nos centramos en los beneficios solo para el ámbito educativo, resulta que una IA puede adaptarse a las necesidades particulares de cada alumno con solo analizar sus reacciones, la rapidez de sus respuestas, qué le motiva… detectando las áreas de mejora para ofrecerle contenidos específicos que estimulen su aprendizaje. Esto es casi imposible de asumir para un solo profesor con una clase repleta de alumnos con distintos niveles y tipos de inteligencia.

En cuanto al profesorado, además de ayudarle individualizando las tareas de los alumnos, también le ayudaría a evitar aquellas tareas repetitivas como la corrección de ejercicios, de exámenes o la detección de faltas de ortografía en dictados… liberando tiempo para otras tareas más importantes. Asimismo, se trata una herramienta valiosa para recabar información a la hora de preparar sus propias clases.

¿Y las desventajas?

En China por ejemplo, cada vez hay más escuelas que implantan la IA en sus aulas generando un encendido debate acerca de su uso. Si bien es una ayuda que potencia el aprendizaje individualizado, el problema llega cuando se usa para monitorizar al alumno: uso de cámaras de reconocimiento facial, chips de rastreo o las bandas de lectura de ondas cerebrales que detectan el grado de concentración del alumno. Luego, toda esta información es enviada tanto al profesor como a los padres generando en el alumno un alto grado de ansiedad por el exceso de control y la falta de privacidad.

Otro de los grandes escollos es lo que se denomina la asunción de la veracidad de la IA. ¿Estamos seguros de que toda la información que presenta es veraz? Las fuentes que ha usado, ¿son fiables? ¿existen intereses tras esa información? Los algoritmos con los que trabaja, siempre van a proporcionar una respuesta, aunque deba inventarla. Por este motivo, el educador debe ayudar a sus alumnos a interiorizar la necesidad de verificar y ser críticos con la información recibida antes de darla por válida.

Asimismo, la IA es ya una amenaza para aquellos centros que siguen impartiendo un conocimiento uniformado, a la vieja usanza, donde los alumnos son simples receptores de la información, y donde se siguen encargando resúmenes o trabajos convencionales sobre cualquier materia. Los alumnos usarán la IA para ahorrar tiempo, adormeciendo así su creatividad y capacidad de razonamiento. Y prohibir su uso, como sucede en varios centros de EEUU no va a evitar que esto suceda.

Finalmente, su implantación también puede generar grandes diferencias entre países más o menos desarrollados tecnológicamente, desfavoreciendo a aquellos que no tengan suficiente capacidad de adaptación.

Como ocurre casi siempre, no todo son ventajas ni todo son inconvenientes. Siempre se trata del uso que demos a esa tecnología y de los cambios que estemos dispuestos a hacer. Y es tan nueva y disruptiva, que no alcanzamos a comprender todas las implicaciones que puede tener para nuestras vidas y para la de los alumnos.

¿Reto u oportunidad? ¿Cuál es tu opinión?