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Docentes Excelentes

Docentes excelentes: Hoy Alejandro Pastor

«Una enseñanza de calidad sin el mundo clásico es muy complicada de vender»

Alejandro es un apasionado de la cultura clásica a la que defiende a capa y espada por considerarla esencial para la formación humana, personal y cultural de todos los alumnos.  Lo mejor, es que sabe trasladar esta pasión al aula llevando a cabo multitud de proyectos, de entre los cuales, 5 han obtenido el premio Ulises a la Innovación Educativa para Latín, Griego y Cultura Clásica ¡Felicidades!

¿Cuándo decidiste dedicarte a la docencia y por qué?
Recuerdo que de pequeño, cuando mi hermano empezaba a escribir (a los cinco o seis años -yo tengo dos más que él-), le hacía dictados y me enfadaba porque no separaba las palabras. Me lo tomé con muy poca paciencia.

Más adelante, con dieciséis años, acabado 3º de BUP, por sacarme un dinero en verano, empecé a dar clases particulares de Latín y no me fue nada mal: tenía a tres alumnas y aprobaron las tres. En los años siguientes, siempre, tanto en el instituto como en la universidad, di clases particulares a alumnos desde 2º de BUP a 1º de Filología, tanto en Las Palmas, de donde soy, como en Sevilla, donde acabé la carrera.

Le cogí pronto el gusanillo a esto de enseñar hasta planteármelo como salida laboral.

A día de hoy, llevo diecisiete años en mi centro y me gusta mucho llevar propuestas a mis alumnos, tanto de contenidos teóricos, como de proyectos, presentarlos a concursos, organizar actividades en el centro, visitas extraescolares y hasta llevarlos de viaje: en junio de 2008 fuimos tres días a Mérida y en febrero de 2020, seis días a Grecia.

¿En qué nivel educativo estás? Infantil, primaria, secundaria… y qué materias impartes  
Doy clase de Griego, Latín y Cultura Clásica en 3º, 4º de ESO y en 1º y 2º del Bachillerato de Humanidades. Alguna vez he dado Lengua y Literatura, pero mi formación es clásica.

¿Qué recuerdas de tus primeros tiempos como docente?
Yo venía con mi experiencia de cuando estudiaba BUP y COU, con otras exigencias, otros ritmos, otros niveles y llegaba a la ESO y al Bachillerato actual con grandes planes, muchos parecidos a cuando yo estudiaba, pero, poco a poco, he tenido, como todos, que ir adaptándome a las circunstancias actuales: planes de estudios cada vez menos exigentes, currículos con contenidos cada vez más reducidos, programaciones didácticas y trámites burocráticos cada vez más complejos, procedimientos de evaluación que no sólo incluyen los contenidos académicos, sino también el desarrollo de competencias, …

Y con respecto a este último aspecto, he de reconocer que no estoy en total desacuerdo, ya que evaluar el resultado y no los procedimientos es como hacer senderismo con el foco puesto en el punto de llegada sin disfrutar del paisaje.

¿Has tenido algún momento tierra trágame en el centro educativo?
Sí, claro, ¿quién no? Pero salí del paso airoso, por la puerta grande. Tenía un examen con Bachillerato (les doy dos asignaturas, por lo que al día, por lo general, los suelo ver dos horas) y lo había olvidado completamente. Entré a clase, estaban todos sentados, con las mesas separadas, repasando y, según entro, me preguntan: “¿Es fácil?”. Y yo sin perder el tipo: “Si has estudiado, sí. Pero no lo vamos a hacer ahora. Lo dejamos para después, que es a última hora y, si necesitáis un poco más de tiempo, nos quedamos y lo acabáis con calma”. Me lo agradecieron.

Imagínate mi recreo rescatando exámenes anteriores y adaptándolos.

¿Qué técnica infalible aplicas en el aula para mantener el orden y captar la atención de tus alumnos?
Entiendo que si hacéis esta pregunta es porque se sabe que a veces es complicado mantener un clima propicio para dar la clase. No creo que existan técnicas infalibles. Cada uno tiene sus recursos.

A mí me suele funcionar entrar en clase, sentarme, callarme y esperar a que haya silencio. Ellos, desde que me ven, empiezan a callarse. Otras veces, no siempre, me espero en la puerta a que estén todos sentados y callados para entrar yo. En los casos más complicados se usan otros recursos, como el tutor y las familias.

Tema tablets y móviles… ¿Qué diferencias encuentras entre los niños/jóvenes de antes y los de hoy?
Hoy en día los en los centros educativos (profesores y alumnos) tenemos más recursos para nuestra tarea diaria. Las nuevas tecnologías, al menos desde mi experiencia, no sirven para reinventar la educación ni la pedagogía, sólo nos dan más posibilidades y amplían los recursos y las herramientas que podemos usar en clase. Esto es genial, porque pasamos de ver una foto en un libro a poder ver miles de fotos desde distintas perspectivas, panorámicas, 3D, vídeos y una charla de un experto que da miles de detalles a cualquier respecto.

Yo no tengo inconveniente en que usen en clase móviles, tablets o portátiles a la hora de trabajar proyectos o consultar el manual de la asignatura. De hecho, en algunas asignaturas les digo que si no quieres imprimir el manual, pueden descargarlo y seguirlo desde el dispositivo que tengan. En Bachillerato, por ejemplo, este año ya hay alumnos que trabajan los textos o toman apuntes directamente en sus tablets.

Si la tecnología sirve como soporte, será bienvenida; si se usa con fines ajenos al académico, obviamente, no se les deja usar y se aplica el protocolo que tiene el centro o que dicte la administración.

¿Qué es lo más bonito que te ha dicho un alumno? ¿Y lo más divertido?
Hay comentarios que alegra escuchar: “¡Qué rápido se me ha pasado la hora!”, “El año que viene vuelvo a coger esta asignatura si la das tú”. Ha habido alumnos que se han ido de viaje y me han traído algún recuerdo o me han mandado fotos o me han etiquetado en redes sociales. Otros me han pedido alguna presentación en diapositiva que he usado para la clase.

Hace unos cuatro años tenía una clase con 3º de ESO en hora extra (de 14:30 a 15:25), una hora que, habiendo entrado a las 8:30 de la mañana, se hace muy pesada. Había días que tenía, literalmente, decirles que se fueran porque eran las 15:40 y seguían haciendo el trabajo o el proyecto que estábamos trabajando.

Y en la línea entre lo bonito y lo divertido, el otro día, un alumno de 3º de ESO me llamo ‘papá’. Se puso colorado.

En cuanto a lo más divertido… Es que son tantas cosas. Pero sí recuerdo comentarios con los que tuve que aguantarme la risa en clase: “Es que se nota que tú no sabes lo que es estudiarse las declinaciones” o “Eres súper injusto, porque pones los exámenes al nivel de los que estudian. A los demás no nos das ninguna oportunidad”. Ocurrencias de ese tipo, casi a diario.

Además de esto, que no son más que tres anécdotas de las miles del trabajo diario, sí que hemos pasado otros momentos divertidos en clase, preparando algún proyecto o grabando algún vídeo para nuestro canal de YouTube. De algunos vídeos las tomas falsas ocupan más que el vídeo en sí.

¿Qué se te pasa por la cabeza cuando te dicen que tienes muchas vacaciones?
No sé si son muchas o no, sinceramente. Lo que sí sé es que los docentes, además de las horas de trabajo en el centro, la formación, las reuniones, … en casa hacemos también muchas más horas que nadie ve: hacer programaciones y memorias, montar y corregir exámenes, preparar clases, ejercicios, dinámicas, elaborar y evaluar proyectos, actualizar blogs, webs, canales de YouTube, redes sociales … Y, cómo no, navegar mucho por Internet buscando y analizando miles de recursos de diferente naturaleza que nos ayuden en nuestro trabajo diario dentro del aula.

Si echásemos cuentas, al final, ese mes de más que tenemos en verano lo hemos trabajado de forma prorrateada durante todo el curso. Y, es más, muchas veces en verano todos hemos tenido que preparar alguna asignatura nueva u ojear el libro que el departamento o la editorial ha decidido cambiar o ponernos al día con las nuevas tecnologías y practicar lo aprendido en algún curso de formación. Por mi parte, las horas están trabajadas.

Háblanos de cómo ves el panorama del sector educativo ¿Cuáles son los mayores desafíos a los que tenéis que hacer frente los docentes?
¿Vale ver cómo nos cambian las leyes educativas cada cuatro años? Cambiemos de tema.

La respuesta es muy complicada, porque la visión de la educación cambia de una persona a otra. Hoy en día coexisten infinidad de corrientes educativas, desde las más tradicionales y conservadoras a las más modernas y unas pretenden excluir y hasta demonizar a las otras.

El reto está en no caer en ninguno de los posicionamientos. Cada profesor debe saber cuándo y cómo debe aplicar una metodología u otra. No todo sirve para todo. En el término medio está la virtud: el aurea mediocritas, decía en sus Odas el poeta romano Horacio, o sea, la dorada medianía, la moderación, el equilibrio. Es tan importante desarrollar competencias y enseñar al alumno a que aprenda a aprender como el ejercicio de la memoria a través de tareas mecánicas y repetitivas. Y las nuevas tecnologías o el aprendizaje por proyectos aportan tanta calidad a la educación y son tan necesarios como la clase magistral.

Excluir es reducir posibilidades, limitar los recursos. La enseñanza tradicional, tan criticada hoy, en absoluto es un fracaso. Yo estudié en ella y aprendí muchísimas cosas y me formé sin traumas. Pienso que aún queda un tiempo hasta que todas estas teorías convivan y se entiendan entre ellas.

En relación a esto último… ¡pide un deseo! Quién sabe….
Pues fíjate que nunca he sido de pedir deseos, ni siquiera cuando soplaba las velas en mi cumpleaños. Antes de soplarlas, me preguntaban si lo había pedido. Yo decía que sí, pero realmente no había pedido nada. Soy más de tirar hacia delante con lo que venga: que es bueno, lo aceptamos; que es malo, lo aceptamos. La cosa es avanzar siempre, porque quien no avanza, retrocede.

Por último ¿Qué te gustaría que te hubiésemos preguntado y no lo hemos hecho?
Se avecina la enésima ley educativa de los últimos años, una ley que, como todas las anteriores, da muy poco protagonismo a las materias clásicas, esenciales para la formación humana, personal y cultural de todos los alumnos. Tenemos un pasado, tanto español como europeo, trazado por las culturas griega y romana, que nos abrieron un camino importantísimo para el desarrollo del mundo moderno, y lo estamos arrinconando. Parece que no queremos ver lo que otros nos han legado y esto sólo nos puede llevar a tener que volver a recorrer un camino ya recorrido y unas experiencias ya vividas y, por lo tanto, un retroceso.

Nosotros, a través de la Sociedad Española de Estudios Clásicos, reclamábamos, entre otras cosas, un año obligatorio de Cultura Clásica en la ESO para todos los alumnos, que el Latín, como pasaba en el antiguo 2º de BUP, fuese materia obligatoria para todos los alumnos al menos un curso, que el Griego fuese considerada material troncal común de modalidad en el Bachillerato de Humanidades y que el Bachillerato de Humanidades se oferte obligatoriamente en las localidades donde sólo haya un centro de Bachillerato o si los estudiantes no pudieran desplazarse a otro centro de la misma localidad para poder cursarlo.

Una enseñanza de calidad sin el mundo clásico es muy complicada de vender.

Gracias por compartir tus experiencias y reflexiones con nosotros Alejandro. Hoy contigo, ¡hemos aprendido mucho!

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